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Juan Domingo Perón y la política argentina

Juan Domingo Perón
Juan Domingo Perón en su etapa como presidente de Argentina dando un discurso por la radio. / Foto: Wikimedia Commons

El peronismo argentino es un movimiento político complejo que abraza gente muy diversa y que mantiene su vigencia en el país sudamericano, mucho después de la muerte de Perón.

Poco antes de que 2020 nos estallara en la cara, Alberto Fernández sucedió al neoliberal Mauricio Macri en el despacho presidencial de la Casa Rosada, sede gubernamental argentina. La victoria del porteño provocó respuestas opuestas entre los analistas: unos celebraron mientras otros clamaron al cielo la llegada de un gobierno peronista. ¿Qué significa ser peronista? ¿Quién era y qué hizo Juan Domingo Perón?

El 4 de junio de 1943, un grupo de militares lideró un golpe de estado, la Revolución del 43. Un hecho que acabó con la llamada Década Infame iniciada con el golpe militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen. Durante trece años, Argentina fue gobernada por una coalición llamada la Concordancia que, apoyada en las Fuerzas Armadas y el fraude electoral, mantuvo su poder reprimiendo a los que destaparon sus constantes tramas de corrupción.

La Revolución del 43 impuso un gobierno militar heterogéneo. En un principio, Perón no ocupaba ningún cargo gubernamental, pero diversos líderes sindicales del país contactaron con él para trabajar en la creación de una Secretaría de Trabajo que defendiera a los trabajadores. Perón logró un cargo menor desde donde, gracias al apoyo de cada vez más líderes sindicales, lideró una importante reforma laboral.

El gobierno militar no contaba con ninguna cohesión ideológica. Y los conservadores, los empresarios y algunos grupos militares se enfrentaron a Perón. Una oposición apoyada por el embajador estadounidense que comenzó a utilizar el término antiperonista en 1945, a lo que los sindicatos y la clase trabajadora respondieron proclamándose peronistas.

La tensión llegó a su punto álgido el 8 de octubre de 1945, cuando el general Eduardo J. Ávalos amenazó a Perón con tomar la Casa Rosada si no renunciaba a sus cargos. Antes de hacerlo, Perón se dirigió a sus seguidores en un emotivo discurso donde llamó a la movilización masiva en defensa de las conquistas sociales alcanzadas. Fue encarcelado, pero a los pocos días una amplia movilización en la Plaza de Mayo logró su liberación, así como el pacto con el gobierno militar de unas elecciones libres.

El peronismo de Perón

Las elecciones se celebraron el 24 de febrero de 1946. En ellas se enfrentaron dos bloques: la Unión Democrática, que agrupaba a todos los partidos políticos de la época, y el peronismo, apoyado por el Partido Laborista, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente, tres partidos diferenciados que agruparon a un espectro ideológico muy amplio. Contra todo pronóstico, la coalición peronista logró la mayoría absoluta en el senado y en el congreso, y Juan Domingo Perón fue presidente.

Perón ostentó la presidencia de Argentina desde 1946 hasta 1955, cuando lo derrocaron con un golpe de estado militar. Durante su gobierno, aprovechó la bonanza económica que les ofrecía ser acreedor de los países europeos que salían de la Segunda Guerra Mundial para promover la industrialización asegurando la producción interna. Nació en Argentina un mercado interno capacitado para abastecer de los recursos necesarios al país, limitando la dependencia de las importaciones. Esta política proteccionista se ejecutó en dos planes quinquenales que permitieron al Estado intervenir la economía, algo que se evidenció con la nacionalización de sectores clave: transportes, energía y comercio internacional.

Los resultados de la planificación económica no se hicieron esperar y Argentina experimentó un importante crecimiento que afectó a todos los estratos de la sociedad. Al llegar a la presidencia, el peronismo siguió del lado de los trabajadores y fueron ellos los grandes beneficiados al tener al gobierno como aliado: los salarios crecieron, los sindicatos se fortalecieron, se firmaron nuevos convenios colectivos, leyes laborales vigentes desde la Década Infame se aplicaron por fin. También se creó un estado del bienestar que permitió mejorar la sanidad pública y las pensiones, fundar la Universidad Obrera Nacional, actualmente Universidad Tecnológica Nacional, establecer la gratuidad de la educación y la creación de la Fundación Eva Perón dedicada a la ayuda asistencial a los más necesitados.

El peronismo también revolucionó el papel de la mujer en la política y la sociedad argentina. Una de las primeras medidas fue el decreto del sufragio universal, que se estrenó en 1951. En aquellas elecciones se presentó el Partido Peronista Femenino, encabezado por Eva Perón, que logró la entrada a la cámara del Congreso de 23 diputadas. Otra de las conquistas logradas fue la igualdad jurídica de la mujer en el matrimonio, algo que con la caída de Perón se perdió. Durante las décadas posteriores las mujeres fueron consideradas legalmente incapaces relativas, un status similar al de los menores.

La figura que definió el modelo de la mujer peronista fue Eva Duarte de Perón, conocida como Eva Perón, esposa del presidente. Su origen, migrante interior de clase obrera, la puso siempre al lado de los trabajadores, al tiempo que lideró la lucha por los derechos de las mujeres. Su papel político y simbólico dentro del peronismo la enfrentó con la oligarquía del país que la insultó con calificativos, “la puta”, y con pintadas en las calles de “VIVA EL CÁNCER”.

La aprobación del Plan Marshall supuso un golpe importante a la economía argentina que perdió una importante cantidad de contratos de exportación agrícola. Esto, sumado a las políticas de redistribución de la riqueza, hizo que la oligarquía cada vez estuviera más enfrentada con el peronismo, un movimiento que consideraban de “cabecitas negras”. También la iglesia católica retiró su apoyo al gobierno, lo que favoreció el clima de crispación que desembocó en el golpe de estado de Eduardo Lonardi e Isaac Rojas en septiembre de 1955. El peronismo fue derrocado y Perón tuvo que exiliarse.

Durante los siguientes 17 años, los peronistas fueron reprimidos y no se les permitió presentarse a las elecciones hasta 1973. Argentina entró en un periodo de profunda inestabilidad que bebía de la tensión de la Guerra Fría, inestabilidad que no se relajó con la vuelta de Perón ni con la victoria electoral del peronista Héctor Campora. Ese mismo año el gobierno de Campora cayó y Perón venció en las siguientes elecciones.

Pero el contexto había cambiado mucho desde 1955 y a la inestabilidad interna se le sumaron la crisis del petróleo, la caída de Allende y el golpe de estado en Uruguay. Hechos que, junto con el asesinato del secretario de la CGT, José Ignacio Rucci, forzaron a Perón a acercarse a la logia Propaganda Due, alineándose con Estados Unidos y promoviendo la “guerra al marxismo”.

Perón murió, pero el peronismo sigue vigente. Desde el antiperonismo que siempre ha tenido una posición ideológica muy rígida, al peronismo como movimiento político y no como partido. Por lo que representa a personas muy diferentes y ha traído gobiernos peronistas de corte muy diverso, desde el neoliberalismo de Menem a la socialdemocracia de los Kirchner.

La experiencia de un trabajador argentino

Andrés Villar (38) es un periodista que se incorporó al mercado laboral con la crisis de 2001. Los más perjudicados fueron los trabajadores que vieron cómo sus sueldos y su calidad de vida decrecía a marchas forzadas y que dio la presidencia de Argentina al peronista Néstor Kirchner en 2003. Andrés nos explica cómo con Néstor y Cristina Kirchner los gobiernos argentinos se centraron en devolver su nivel de vida a la clase trabajadora, un proceso que culminó entre 2013 y 2015.

Con la llegada de Mauricio Macri en 2015, el gobierno se puso al servicio de unos pocos que se hicieron muy ricos durante el último lustro. Además se dejó al pueblo a su suerte mientras el desempleo, la pobreza y la inflación (un problema endémico en la economía del país) no paraban de crecer. Andrés fue uno de los muchos argentinos que vio cómo la empresa donde trabajaba cerró. Para subsistir, todavía hoy, Andrés recurre a su indemnización por despido mientras trabaja para la Asociación Bahiense de Básquetbol y en una radio local.

El nuevo gobierno de Alberto Fernández, a quien define como un centrista dentro del peronismo (capacitado para atraer a muchos argentinos), abre una situación “mucho más alentadora” para la clase trabajadora. Andrés destaca la reestructuración de la deuda lograda por el presidente y su equipo, así como la apuesta que por la producción nacional. Si bien todo dependerá de cómo se recupere Argentina del parón total que ha provocado el coronavirus, aunque el gobierno de Fernández está dando una lección a algunos de sus vecinos. Una gestión que no deja a nadie atrás y donde el gobierno ha asignado una ayuda a los más vulnerables, pero también a aquellos trabajadores sin contrato.

 

Para saber más: 

  • Libros: Doctrina peronista de Juan Diego Perón; La razón de mi vida de Eva Duarte de Perón; Los cuatro peronismos de Alejandro Horowicz y El 45 de Félix Luna.

 

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