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Marketing

El secreto está en el packaging

La alumni Ariadna Grau consigue un reconocimiento mundial en diseño

  • 07/05/2019
  • 3 mins reading time
Ariadna Grau y Erhan Turkoglu, fundadores de Selective Export. / Foto: Archivo ESCI-UPF

El 26 de octubre de 2018, en Berlín, a Ariadna Grau, alumni de ESCI-UPF, y a su marido, Erhan Turkoglu, les dio un vuelco el corazón cuando se enteraron de que habían ganado uno de los premios internacionales más prestigiosos en diseño. Era el justo reconocimiento a un proyecto muy personal.

Lejos queda en el tiempo cuando en el curso 2006, Ariadna Grau iniciaba, tras estudiar previamente ADE en la UPF, su andadura en el ya desaparecido Máster en Gestión Internacional en ESCI-UPF. Un programa en el que, durante dos años, con prácticas incluidas, se introducía a los estudiantes en el mundo de la estrategia y gestión de las empresas con vocación internacional.

Grau se inició en el mundo laboral en unas prácticas en Henkel. Una vez acabadas, se quedó en esta multinacional, lo que le abrió un intenso e interesante abanico de puestos y responsabilidades. Pasó por marketing y trade marketing y de allí dio el salto a los  headquarters en Alemania, donde aprendió a crear marca, a abandonar la visión más local de los productos y a adaptar estos según las necesidades de cada mercado. A su vuelta a Barcelona, se sumergió en el mundo de las ventas. Necesitaba el cambio, quería tener una visión más holística de lo que son los diferentes procesos y departamentos de cualquier empresa.

Su vuelta significó también abrir una nueva etapa personal. En un viaje a Turquía, había conocido a Erhan Turkoglu, un ingeniero de procesos que la acompañó a Alemania y con el que acabó casándose. No es detalle menor. El día de la boda, a los invitados les regalaron un pequeño detalle: un botellín de aceite de oliva producido en unos terrenos de la familia. El regalo causó furor. Y la mentalidad inquieta, que tanto Ariadna como Erhan habían demostrado en su trayectoria vital y profesional, hizo el resto.

Decidieron crear una empresa conjunta, Selective Export, con la que ayudar a la internacionalización a empresas del sector gourmet. Y como cabecera del portfolio de productos, se conjuraron en vender ese aceite que tanto había entusiasmado a sus familiares y amigos el día de su boda.

La familia de Grau poseía en el Camp de Tarragona unos olivos. Ello permitió que Ariadna y su marido desarrollaran, bajo la Denominación de origen protegida de Siurana, un aceite de máxima calidad. Se centraron en la excelencia más que en la cantidad. Y junto a la perfecta textura, a los olores propios de la tierra y del clima mediterráneo, desarrollaron una marca para comercializar ese preciado oro líquido.

Trabajaron los maridajes en función de los dos tipos de aceites que crearon. El primero, más suave, para ensaladas o gazpachos; el segundo, más fuerte y consistente, para carnes o guisos más contundentes. La exclusividad y excelencia hizo que numerasen las botellas, para certificar la producción limitada.

Así las cosas, Grau y Turkoglu formaron un tándem simbiótico y equilibrado: ella, especializada en el marketing y branding; él, en los procesos. Fruto de ese trabajo conjunto crearon una marca: ed’o, que es el acrónimo de la expresión catalana “essència d’or”. Desarrollaron un concepto acorde a lo que buscaban: la excelencia, el equilibrio, la exclusividad.

La exclusividad del aceite ed’o queda reflejada en el impactante diseño. / Foto: ed’o

La complementariedad de dos aceites los llevó a desarrollar la idea del yin y el yang, tal y como quedó reflejado en el diseño y el packaging. Todo pensado hasta el último detalle. Esa minuciosidad y búsqueda de la excelencia, tanto en el producto como en el diseño, los catapultó al éxito. Y en otoño del año pasado, la vida les sonrió. Competían en uno de los premios más prestigiosos del mundo del diseño, los Reddot Awards. Y allí, en Berlín, rodeados de las principales multinacionales de la automoción y el gran consumo con las que competían, recibieron la mención honorífica Grand Prix tras ganar el galardón al mejor concepto de packaging a nivel mundial.

El jurado destacó “la elegante forma orgánica de las botellas” y que, además de “excepcionalmente hermosas”, estas “simbolizan la fluidez del aceite”. Además, los miembros del jurado también pusieron de manifiesto cómo las dos botellas se unen “siguiendo el principio del yin-yang”, reflejando “el equilibrio natural asociado con la calidad del producto alimenticio y la naturalidad de su origen”.

Ese merecido reconocimiento los ha llevado a que su diseño sea expuesto en museos, como el de Diseño de Essen o el de la Comunicación en Berlín. Pero quizá, lo más importante, más allá de la profunda satisfacción personal que tanto Grau como Turkoglu sienten, es que ahora son muchas las empresas que se dirigen a ellos solicitando asesoría y ayuda.

En paralelo, trabajan con denuedo para internacionalizar su aceite: ya han logrado la certificación para exportar a Estados Unidos; han visitado países como Emiratos, en los que el sector premium y gourmet tienen recorrido; y trabajan a la búsqueda de embajadores, a través de grandes chefs, que proyecten las bondades de un producto que ha sido, desde el nacimiento del proyecto, trabajado con enorme esmero.

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