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Oportunidades laborales para los jóvenes

La precariedad del mercado laboral español

Foto: Pixabay

En lo que va de 2019, llevamos un 90,4% de contratos laborales temporales en comparación con el 9,9% de contratos indefinidos. El reciente informe de mercado laboral del Ministerio de Trabajo evidencia un problema endémico en el contexto laboral local donde solo 1 de cada 10 empleados tiene estabilidad laboral.

El tipo de contrato temporal plantea una posición intermedia entre el desempleo y el contrato indefinido. En sí mismo este tipo de contrato no es una herramienta amenazante para el entorno laboral si se respeta como herramienta “pasajera”, de ahí su nombre. Desde 1984 fue incluído en la normativa española para flexibilizar la vinculación laboral y para que el mercado fuera más ágil en la creación de trabajos. Recursos como este representan una ventaja para un entorno mediterráneo, como el nuestro, que cuenta con un porcentaje bastante alto de estacionalidad en su modelo productivo, mayoritariamente basado en sectores como servicios, agricultura y construcción.

Según el informe del Ministerio de Trabajo, el problema se presenta cuando lo que tiene que ser ocasional o con límite en el tiempo se extiende más de lo que corresponde o se conmuta para otros sectores que no son estacionales. En España, solo el 8% de los contratos temporales se convierten en indefinidos, 3 veces menos que la media de la UE (Maqueda, 2018). Ante esta falta de certidumbre, el panorama del empleado está más cerca del desempleo que de la vinculación estable a la empresa y esto favorece la precariedad.

En una sociedad donde desde hace 10 años se firman más de un 90% de contratos temporales por año, no se puede pensar que este sea un modelo efectivo, porque la alta rotación y la falta de formación dentro de la empresa disminuyen las posibilidades de acceder a mejores opciones laborales. Este año las cifras van al alza y, según el observatorio de la CEOE en su informe del pasado mes de abril, estamos superando los records de temporalidad no solo en relación al mes anterior (+ 3%) sino también al año anterior (+0,46%).

Ante este panorama, ¿qué perspectivas esperan a los jóvenes que comienzan ahora su andadura laboral? Pues básicamente lo tienen mejor quienes cuenten con mayores cualidades y más alto nivel formativo: los idiomas y los conocimientos digitales favorecen la vinculación con las empresas y pueden ser garantía de estabilidad laboral, pero para ello es muy posible que “besen muchos sapos antes de descubrir al príncipe”. Estarán sumando algún que otro convenio de prácticas y contratos temporales antes de encontrar una vinculación sólida y su verdadera vocación.

Sin embargo esto de momento no representa una preocupación para los perfiles junior, esta generación apuesta por diversas experiencias profesionales en cortos periodos de vinculación. Los millenials no buscan permanecer por mucho tiempo en un mismo lugar de trabajo, no tienen expectativas de compromiso a largo plazo y su economía está regida principalmente por la inmediatez, al igual que la gestión de sus necesidades, tal y como explica el conocido antropólogo Simon Sinek.

Por ello, tanto para las empresas como para una parte de la población joven empleable, es una ventaja contar con un contrato temporal para sus primeras experiencias en el mercado laboral. El problema es que la población joven en España ocupa uno de los porcentajes más altos de desempleo y las políticas públicas y las intenciones de la UE no han podido operativizar un escenario donde este tipo de perfiles goce de mayores garantías laborales. Hay dinero público en marcha y acciones muy positivas, pero la empresa sigue contratando temporales.

Será cuestión de tiempo saber si las nuevas políticas del recién elegido gobierno surten efecto y la temporalidad pasa a ocupar el lugar que le corresponde, la de primer escalón para la estabilidad laboral.

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