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Bioinformatics ESCI-UPF

Entrevista a Rubén Molina, alumni del BDBI

“Me gustaría especializarme en diseño de fármacos”

  • 09/12/2021
  • 4 mins reading time
Diseño Fármacos Molina Alumni
Rubén Molina, alumni de la 1ª promoción del Grado en Bioinformática. / Foto: ESCI-UPF

Se graduó en Bioinformática en 2018 y, desde entonces, Rubén Molina disfruta trabajando en el GRIB, el grupo de bioinformática estructural del PRBB donde empezó a hacer prácticas mientras estudiaba.

Rubén Molina es alumni de la 1ª promoción del Grado en Bioinformática. Desde que terminó, en 2018, ha compaginado su trabajo en el GRIB con el máster en Bioinformática de la UPF.

En esta entrevista explica con ilusión los proyectos en los que ha participado y comparte su deseo de trabajar en el diseño de fármacos que ayuden a curar enfermedades como el lupus.

1. ¿Por qué estudiaste Bioinformática? ¿Qué te atrajo de este grado?

Antes del BDBI estudié ciencias experimentales, concretamente Bioquímica. Me di cuenta que dentro de los laboratorios cada vez había menos sitio para la gente de experimentales y que este espacio lo ocupaban analistas de datos y expertos en herramientas de predicción. Vi que un perfil híbrido entre análisis de datos y biología encajaba mucho más en el mundo de la investigación, por eso decidí empezar a estudiar bioinformática.

Empecé a buscar información sobre el máster en Bioinformática y, navegando por internet, me salió el grado. Como el máster es de 1 año y el grado son 3, pensé que aprendería mucho más. Así que me apunté al grado.

2. ¿Qué has hecho desde que terminaste el BDBI?

He hecho el máster en Bioinformática de la UPF y he seguido trabajando en el GRIB, el grupo de bioinformática estructural del PRBB donde empecé mis prácticas mientras hacía el grado. Ahora estoy a punto de empezar el doctorado, aunque no sé si seguir en la rama académica o irme a la empresa privada.

3. ¿Qué hacéis en el GRIB?

Es un grupo basado en la creación de herramientas, así que hemos desarrollado programas muy diferentes y colaborado con otros grupos. Por ejemplo, hemos trabajado en un proyecto que estudia la relación entre la diabetes y el alzheimer. También hemos diseñado péptidos contra la COVID in silico y hemos creado un repositorio al que se puede acceder libremente para que se puedan probar in vitro. Pensamos en un posible medicamento que bloquee el virus para que no se acople a nuestras células y las infecte.

4. Has dicho que empezaste a trabajar en el GRIB durante las prácticas del grado. ¿En qué proyecto empezaste?

Durante mi último curso del BDBI empecé en el proyecto de la diabetes y el alzheimer y mi TFG fue sobre estas prácticas. Mi trabajo consistía en generar estructuras 3D de las proteínas para ver si realmente había unión. Fue el principio de mi relación con este proyecto y ha sido muy interesante poder participar en él.

Lo bonito de la bioinformática es que permite hacer diferentes modelos, pruebas y análisis que hacen que la experimentación sea más eficiente, más rápida y menos costosa. Con la criba de datos, la bioinformática dirige el experimento y crea modelos teóricos que potencialmente pueden funcionar in vitro.

5. ¿Por qué área te sientes más interesado dentro de la bioinformática?

Me gusta aprender de todo, pero entre genómica y proteómica, me atrae más la segunda. De hecho, me gustaría especializarme en diseño de fármacos. Aunque mi aportación esté en la creación de herramientas que después usará el biólogo para hacer sus experimentos, me gusta la proteómica porque ves la relación directa con el resultado final.

La proteómica estudia la interacción entre las proteínas, que son las que determinan nuestras funciones vitales, para ver cómo se unen, detectar dónde hay un problema y diseñar una estructura que lo evite. Por ejemplo, en el caso de la COVID, hemos diseñado una estructura que se acopla a las espinas del coronavirus y evita que este infecte nuestras células.

Actualmente hay centros de investigación orientados al diseño de fármacos y algunos hospitales universitarios también cuentan con departamentos de investigación en este sentido. En el sector privado, las farmacéuticas tienen departamentos de I+D y algunos hospitales pequeños también se enfocan a la medicina personalizada y, en este sentido, necesitan bioinformáticos.

6. ¿La medicina personalizada es el futuro?

Creo que sí, pero depende de la financiación, hay que buscar recursos para poder llegar a este punto. Muchas enfermedades tienen un componente genético y el estudio del genoma nos puede decir la probabilidad de una persona para desarrollar una enfermedad. Saberlo con antelación permite hacer prevención. En el caso de una persona enferma de cáncer, si un bioinformático especializado en genética analiza su genoma, podemos saber dónde está el problema y acertar con el fármaco. Esto es mucho mejor que tener que ir probando fármacos. Con la bioinformática detectamos el origen de cada enfermedad y podemos diseñar el fármaco adecuado.

Se puede decir que la genómica apunta hacia la prevención y la proteómica a la curación. El siguiente paso será la modificación del genoma, pero mientras no tengamos desarrolladas técnicas más específicas, la proteómica es la mejor baza. En bioinformática tenemos muchos datos, pero a nivel experimental todavía estamos atrás. Por eso la bioinformática es importante, porque permite desarrollar modelos predictivos para la experimentación.

7. ¿Dónde te ves dentro de 5 años?

No me gusta mucho pensar en el futuro, pero sí me veo haciendo I+D de fármacos. Mi ilusión sería diseñar un fármaco que acabara con el lupus. Es una enfermedad que me toca de cerca, pero al estar relacionada con anticuerpos es más difícil de tratar. Realmente poder participar en el desarrollo de un fármaco que cure una enfermedad para mí ya sería un logro del que sentirme muy orgulloso.

8. ¿Hacia dónde va la bioinformática?

Se están introduciendo nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial que, a partir de muestras, detecta patrones de los que extraer conclusiones. La bioinformática está generando información con un nivel de precisión muy alto y que a nivel experimental sería imposible conseguir (como el caso de AlphaFold), esto abre las puertas a hacer investigación que hasta ahora no se podía siquiera plantear.

9. Preguntas rápidas:

  • Comida favorita: sushi

  • Viaje pendiente: los campos de tulipanes en Holanda

  • Mar o montaña: acantilados junto al mar

  • Receta aprendida durante la pandemia: pan, como todo el mundo

  • Hobby: ir de excursión, hacer snorkel, programar…

  • Deporte: voy al gimnasio, pero no practico ningún deporte

  • Música: me gusta mucho, pero no sé tocar ningún instrumento. Me gusta el rock

  • Cosas pendientes: aprender italiano

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