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De las fintech a los neobancos

Fintech neobancos
Foto: Freepik

Xavier Fornt, profesor de Banca internacional en el Máster en Gestión Internacional, analiza el proceso de expansión de las fintech hasta su consolidación como instituciones financieras digitales completas capaces de competir directamente con la banca tradicional.

El sistema financiero mundial ha experimentado una transformación profunda en la última década. La irrupción de las tecnologías digitales aplicadas a las finanzas ha redefinido las expectativas de los consumidores y los modelos de negocio en el sector bancario.

Las fintech surgieron como respuesta a las limitaciones estructurales de la banca convencional, caracterizada por su burocracia, lentitud operativa y altos costos de servicio. Este contexto facilitó el surgimiento de nuevas empresas que combinaron innovación tecnológica con una comprensión profunda de las necesidades del usuario contemporáneo, especialmente del segmento de clientes jóvenes, con poco tiempo que perder para desplazarse y esperar en las oficinas bancarias.

En sus primeras etapas, las fintech se limitaron a prestar servicios específicos, como pagos digitales, transferencias internacionales  o herramientas de contabilidad para pequeñas empresas. Su propuesta de valor era clara: procesos más rápidos, plataformas intuitivas y costos significativamente más bajos que los ofrecidos por la banca tradicional.

Gracias a estas características, las fintech no solo lograron captar clientes jóvenes insatisfechos con el sistema bancario, sino que también construyeron una imagen positiva asociada a la eficiencia, la transparencia y la innovación. Esto permitió que su adopción creciera rápidamente.

Tras consolidar su reputación, muchas fintech dieron un paso estratégico, incorporando a sus servicios cuentas personales, tarjetas de débito y otros instrumentos de pago. Con ello ampliaron su relación con el cliente, pasando de ser simples proveedores de servicios complementarios a gestionar actividades financieras cotidianas.

Esta evolución fortaleció la relación clientes-plataforma, generando mayores niveles de confianza y consolidando un sistema donde el cliente encuentra soluciones integrales en un mismo entorno digital. De este modo, las fintech empezaron a posicionarse como alternativas reales al banco tradicional, al tiempo que ganaban también cuota de mercado en segmentos de edad no tan jóvenes.

La apertura de cuentas y la emisión de tarjetas permitieron a estas empresas ingresar a un ámbito estratégico: la captación de pasivo, es decir, la recepción de depósitos del público. Esta función, tradicionalmente reservada a los bancos, marcó un punto de inflexión, pues significó que las fintech ya no solo facilitaban transacciones sino que gestionaban fondos de manera estable y sistemática.

El paso hacia la captación de depósitos consolidó una relación de largo plazo con los clientes y les otorgó los recursos necesarios para avanzar hacia nuevas líneas de negocio.

Ahora, con una base de clientes sólida y recursos disponibles, las fintech comienzan a otorgar créditos, básicamente préstamos personales de pequeño importe y algunas líneas para pequeñas empresas, microcréditos y financiación al consumo. El uso intensivo de análisis de datos, algoritmos avanzados y modelos alternativos de evaluación del riesgo les permite ofrecer préstamos más flexibles y accesibles, a menudo a segmentos subatendidos por la banca tradicional.

De esta manera, están ampliando su alcance y refuerzan su papel como unos actores más del sistema financiero global.

La suma de estos procesos (provisión de servicios, captación de depósitos y concesión de préstamos) ha dado origen a una nueva categoría: los neobancos. Estos se caracterizan por operar completamente en entornos digitales, ofrecer una experiencia de usuario centrada en la simplicidad y mantener estructuras de costos más eficientes que los bancos tradicionales.

Los neobancos representan una banca nativa digital, sin sucursales físicas, capaces de ofrecer servicios bancarios completos mediante plataformas tecnológicas avanzadas. Su aparición ha introducido un nivel de competencia sin precedentes para el sector bancario tradicional, obligándolo a acelerar procesos de digitalización y mejorar su eficiencia operativa.

El recorrido de las fintech hacia su conversión en neobancos refleja un proceso de maduración empresarial y una transformación estructural del sector financiero.

Lo que comenzó como una oferta de servicios simples y desagregados ha evolucionado hacia modelos bancarios completos sustentados en la tecnología, la agilidad y una sólida relación con los clientes. En este contexto, los neobancos se perfilan como actores clave en el futuro de las finanzas, capaces de redefinir los estándares de eficiencia y accesibilidad.

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