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Una joya de 1945 sobre créditos documentarios

Créditos Documentarios Fornt
Foto: AFSCME Treasurer (iStock)

Xavier Fornt, profesor de Banca internacional del Máster en Gestión Internacional, recupera las reflexiones de un libro de 1945 sobre créditos documentarios en el que ya se habla de educación financiera y del uso doméstico de las cartas de crédito.

Cuando uno anda sumergido en procesos de investigación, se topa de vez en cuando con auténticas joyas, que hacen que merezcan la pena las muchas horas de tedio e infructuosos resultados con los que los investigadores tenemos inevitablemente que convivir.

El proceso en el cuál llevo ya un tiempo sumergido es el de la historia y evolución de los créditos documentarios, ese medio de pago que, por más que pasen los años, continúa siendo uno de los más utilizados y apreciados en el mundo del comercio internacional. La joya con la que dí fue un librito del año 1945, editado por el banco norteamericano Manufacturers Trust Company, escrito por su Vicepresidente John L. O’Halloran y titulado El ABC de las Cartas Comerciales de Crédito.

El Manufacturers Trust Company fue fundado en Brooklyn en 1853 y fue creciendo como banco a base de fusiones y adquisiciones de otras entidades hasta llegar a 1961, año en el que se fusionó con otro grande, el Hanover Bank, naciendo entonces el Manufacturers Hanover Trust.

El nuevo banco resultante, uno de los grandes en los EEUU, acabó fusionándose con la Chemical Banking Corporation en diciembre de 1991 y siguió operando bajo el nombre de Chemical Bank. Unos años más tarde, en 1996, absorbió al Chase Manhattan y decidió continuar con el nombre de Chase por ser más conocido. Finalmente, en el año 2000, la fusión entre Chase Manhattan y J.P. Morgan dio lugar al actual J.P. Morgan Chase.

Lo primero que llama la atención del libro es que, a pesar de estar escrito en 1945, ya contempla un concepto tan moderno, como el de la educación financiera. En efecto, su autor escribe textualmente en el prefacio que:

“El propósito que hemos perseguido al hacer esta publicación ha sido el enterar a los funcionarios encargados de las actividades relacionadas con las cartas de crédito comerciales, en bancos amigos nuestros en países de habla española, sobre los procedimientos que se siguen entre bancos americanos en el manejo de dichos instrumentos”.

O sea, un libro de educación financiera dirigido a sus bancos corresponsales. Este concepto queda reforzado en el Capítulo I del libro bajo el título de Necesidad de un conocimiento más extendido entre los banqueros sobre el manejo de las cartas de crédito.

En el capítulo VI del libro, el autor hace mención a una utilidad a menudo olvidada, también hoy en día: la posibilidad del uso doméstico en las cartas de crédito.

Si bien en 1945 ya estaban publicadas las Reglas y Usos Uniformes de la Cámara de Comercio Internacional (Viena 1932, publicación 82), en el continente americano prevalecía aún la “Terminología usada en el comercio exterior norteamericano”, unas normas adoptadas por una comisión compuesta por representantes de la Cámara de Comercio de los EEUU, del consejo Nacional de exportadores y del National Foreign Trade Council el 10 de julio de 1941 y que venían a actualizar las primera terminología de 1919.

Esta nueva terminología, es ampliamente comentada en el libro, y citamos algunas notas que aparecen en el epígrafe de Advertencias generales y que calificaría de curiosas:

  • Nota 3. Es imprudente usar en las cotizaciones y en los contratos abreviaturas que puedan producir desavenencias.

  • Nota 5. Si se requiere alguna inspección o un certificado de inspección, debe convenirse anticipadamente si el costo respectivo es por cuenta del comprador o del vendedor.

  • Nota 7. Hay en los contratos algunos elementos que no caen dentro del alcance de estas definiciones del comercio exterior. Por tanto, no se hace aquí ninguna mención de ellos. El vendedor y el comprador deben convenir distintamente sobre ellos al discutir sus contratos. Esto se aplica particularmente a los llamados usos “acostumbrados”.

De hecho, algunas de estas notas tendrían su equivalente en las actuales ISBP (Práctica bancaria internacional estándar) publicación 745 de CCI:

  • Su nota 3 estaría hoy regulada por los puntos A 1 y A2 (Abreviaturas) de dicha publicación ISBP 745.

  • En relación con su nota 5, estaríamos hoy también en esta misma situación, ya que ni las UCP 600 ni las ISBP 745 hacen mención al concepto del pago de los gastos, que debe ser un acuerdo entre las partes.

  • Y su nota 7 correspondería hoy al punto A 19 de las ISBP 745 (Expresiones no definidas en las UCP).

Para finalizar, en los apéndices del libro, el banco sugiere modelos de formularios de apertura por correo y por cable únicamente, ya que en aquella época el recién aparecido télex no tenía aún usos comerciales, ni mucho menos el SWIFT, que no estaba entonces ni tan siquiera en la imaginación de los más futuristas.

Solo seis años más tarde, en 1951, en la revisión conocida como las reglas de Lisboa, la Comisión Bancaria de CCI dio un paso más en la estandarización de formularios y aprobó textos estandarizados para la emisión de créditos documentarios por correo y cable, cuyos textos figuran en el Folleto 159 de la CCI y que adjuntamos¹.

Posteriormente, en la Publicación 268 de CCI, se actualizaron estos formularios identificándoles por medio de distintos colores: si era un crédito disponible a la vista contra documentos, se reservó el color sepia; si era disponible mediante pago aplazado por negociación o aceptación, color azul; y si era una modificación, color blanco.

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