El día 16 de septiembre está marcado en la agenda como el Día Internacional de Preservación de la Capa de Ozono. Son más de 30 años luchando y tomando medidas para proteger esta capa de gas que, a su vez, protege nuestro planeta.
El ozono es un gas que se encuentra entre 10 y 40 km por encima de la superficie terrestre, en la zona llamada estratosfera. Su función principal es la de proteger la Tierra de los efectos dañinos de los rayos solares. Es decir, absorbe gran parte de la radiación ultravioleta del Sol, por lo que contribuye a preservar la vida en nuestro planeta.
Sin embargo el uso durante muchos años de determinados productos químicos ha dañado la capa de ozono y ha puesto en peligro nuestra existencia y la de los otros seres vivos del planeta.
Un poco de historia
El término “agujero de ozono” apareció por primera vez en un artículo científico que se publicó en 1985 y la imagen satélite de este agujero se hizo tristemente famosa, aunque sirvió para concienciar del daño real que se estaba causando al planeta. El mismo año, esta preocupación se hizo manifiesta en el Convenio de Viena y en 1987 se concretó en el Protocolo de Montreal una serie de acciones con las que la comunidad internacional se comprometía a eliminar los productos químicos que ponían en peligro la vida en la Tierra (los clorofluorocarbonos y los hidroclorofluorocarbonos). Finalmente, en 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 16 de septiembre como Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, en conmemoración de la fecha de la firma, en 1987, del Protocolo de Montreal.
Este esfuerzo internacional conjunto ha tenido buenos resultados, ya que la eliminación y reducción del uso de sustancias nocivas ha permitido recuperar entre un 1% y un 3% por década desde el año 2000 de la capa de ozono. Un éxito por el que nos debemos felicitar, aunque no podemos despistarnos, ya que no será hasta 2030 en el hemisferio norte, 2050 en el hemisferio sur y 2060 en las zonas polares que podamos hablar de la recuperación total de la capa de ozono, según un estudio publicado en 2018.
Estas iniciativas para proteger la capa de ozono también han permitido mejorar ciertos aspectos del cambio climático al evitar la emisión de cerca de 135 mil millones de toneladas de dióxido de carbono entre 1990 y 2010.
En el Día Mundial del Ozono podemos celebrar nuestro éxito, pero debemos seguir con el trabajo hecho hasta ahora, mantenernos atentos y denunciar cualquier fuente ilegal de sustancias que puedan dañar la capa de ozono. Todos las acciones redundan en la lucha contra el cambio climático. (Si tienes curiosidad por ver el estado actual de la capa de ozono, clica en este enlace).
The UNESCO Chair in Life Cycle and Climate Change at ESCI-UPF joins forces with the Catalan Institute of Health and ISGlobal on the CATALYSE Project to help mitigate the effects of climate change at the Catalan Health System.
Pere Fullana i Palmer és enginyer químic per l’IQS, enginyer industrial per la UAB i doctor en enginyeria industrial per l'URL. Actualment, és el director de la Càtedra UNESCO de Cicle de Vida i Canvi Climàtic a ESCI-UPF. Ha estat portaveu del sector acadèmic mundial a la clausura de la Cimera de Canvi Climàtic COP25.
Accions i mesures que la Universitat ha portat a terme durant els darrers anys en les seves instal·lacions, especialment la compra d’electricitat verda, han suposat un progrés notable cap als compromisos d’emergència climàtica adquirits per la institució.
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