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Brexit, una nueva política migratoria

Brexit política migratoria
Foto: Shutterstock

El gobierno británico anunció las líneas maestras de la nueva política migratoria post-Brexit que se aplicará a partir del 1 de enero de 2021. Este nuevo sistema supone una liberalización de los requisitos de acceso para los inmigrantes extracomunitarios, pero impone restricciones a los flujos migratorios procedentes de la UE al terminar con la libertad de circulación, trabajo y residencia.

El nuevo sistema migratorio pasará a tratar por igual a los inmigrantes de la UE y a los extracomunitarios, lo que supone un cambio radical en la política migratoria. La inmigración europea al Reino Unido fue uno de los aspectos más discutidos antes y durante el Referéndum de 2016 y la restricción a la libertad de circulación de ciudadanos europeos fue una de las demandas principales del sector pro-Brexit. De hecho, diversas encuestas han mostrado cómo la posición euroescéptica en el Reino Unido está íntimamente ligada a las actitudes anti-inmigración.

Al contrario que en otros países europeos, donde el discurso anti-inmigración se ha centrado más en los flujos migratorios de fuera de la UE, en el Reino Unido la inmigración intracomunitaria ha estado muy politizada durante la última década. Lo cierto es que la llegada de trabajadores de otros países de la UE (sobre todo procedentes de Polonia y Rumanía) se aceleró con la ampliación de la UE en el 2004 y a partir de 2014 con el levantamiento de las restricciones a los trabajadores rumanos y búlgaros. Hoy en día, la personas nacidas en Polonia son la primera comunidad inmigrante en el Reino Unido y la población procedente de otro país de la UE se estima que alcanza los 3,6 millones (39% del total de la población inmigrante).

El Brexit supondrá un cambio radical en la política migratoria del Reino Unido que tendrá consecuencias inmediatas para la población europea residente: los inmigrantes comunitarios pasarán a estar por primera vez en décadas sujetos a control migratorio y tendrán hasta junio de 2021 para obtener un permiso de residencia que les permita continuar viviendo y trabajando en el Reino Unido. Puesto que el Reino Unido no tiene un registro oficial de la población residente (no existen los DNIs o padrones municipales), no se sabe a ciencia cierta cuántos europeos viven en el país y por lo tanto es difícil saber cuántas personas quedan por registrarse. Uno de los posibles riesgos es que las personas en una situación vulnerable dentro de la población inmigrante europea (reclusos, enfermos mentales, menores tutelados, etc.) queden excluidos del registro y pasen a convertirse en inmigrantes irregulares con riesgo de ser deportados.

El nuevo sistema migratorio post-Brexit puede generar problemas, por lo menos a corto plazo, en determinados sectores de la economía dependientes de mano de obra europea. Los inmigrantes europeos, especialmente de países del este, están sobre-representados en trabajos de baja cualificación tales como operarios industriales, dependientes o cuidadores y existe preocupación de que la imposición de restricciones a la inmigración europea genere escasez de mano de obra en estos sectores. A este respecto, el gobierno ha dicho que las empresas tendrán que adaptarse a la nueva situación e invertir en I+D+I con el fin de automatizar procesos para los que se requiere mano de obra.

Las consecuencias que esta nueva política migratoria pueda tener para la economía británica en su conjunto y para los inmigrantes europeos residentes en el Reino Unido son aún inciertas y no se podrán vislumbrar con claridad hasta mediados de 2021.

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