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Ocenografía

Remolinos oceánicos en el Mediterráneo

Científicos detectan un intenso remolino oceánico en el Mediterráneo en otoño de 2017

Corrientes marinas y remolinos oceánicos en la superficie del Mediterráneo occidental
Foto: Corrientes y remolinos oceánicos en la superficie del Mediterráneo occidental. NASA

Investigadores de la ICTS SOCIB revelan que la duración e intensidad de un remolino oceánico de unos 60 km de radio en el Mediterráneo occidental durante el otoño de 2017, podrían ser la causa de una alteración en el flujo de las corrientes marinas en el mar balear.

Según los científicos, el agua del océano está en constante movimiento, con movimientos verticales de norte a sur y de este a oeste, transportando calor y frío e influyendo en el clima. Desde el ecuador hacia los polos, las corrientes marinas transportan agua cálida, mientras que el agua fría se transporta desde los polos hacia a los trópicos. Estas corrientes marinas, en ocasiones, pueden crear remolinos—masas de agua que giran sobre sí mismas—.

El Mediterráneo, en concreto, se caracteriza por tener un gran número de remolinos de diferente tamaño y duración. Los más habituales son los remolinos denominados “de mesoescala”, con escalas de 10 a 100 km de radio y que pueden durar días o incluso meses. Al final del verano, en el área comprendida entre la costa catalana y balear, a menudo se forman remolinos de mesoescala anticiclónicos—que giran en el sentido de las agujas del reloj—. Estos remolinos pueden producir velocidades verticales hacia el océano profundo además de zonas de acumulación a su alrededor, lo cual tiene importantes implicaciones en el ciclo biogeoquímico del propio ecosistema y/o en la acumulación de plásticos, según los científicos. Su presencia, además, puede afectar a la circulación global del Mediterráneo, ya que pueden llegar a bloquear el paso de otras corrientes.

Anomalías en las corrientes marinas

Investigadores del Sistema de Observación y Predicción Costero de las Islas Baleares (ICTS SOCIB), el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, CSIC-UIB) y la Université de Liège, han detectado la presencia de un remolino anticiclónico de unos 60 km de radio entre Baleares y la costa catalana, durante el otoño de 2017. El estudio, publicado recientemente en la revista Journal of Operational Oceanography, ha revelado que la duración y la intensidad de este remolino, mayor que otros años, podrían ser la causa de una alteración en el flujo de las corrientes marinas en el mar balear.

Gracias a los sistemas de observación multiplataforma de la ICTS SOCIB desplegados en la zona, se ha podido comprobar que la entrada de aguas atlánticas a través del Canal de Ibiza fue mayor que otros años, coincidiendo con la presencia del remolino. “Nuestra hipótesis es que el remolino actuó como una barrera, desviando la corriente del norte, que normalmente fluye hacia el sur pegada a la costa catalana hasta llegar a este canal. En ausencia de la corriente del norte, las aguas atlánticas procedentes del sur no habrían encontrado ningún impedimento para fluir libremente hacia el norte”, explica Eva Aguiar, investigadora de la ICTS SOCIB y autora del estudio. “Estos cambios afectan a la distribución de temperatura, calor, sal y nutrientes en esta zona del Mediterráneo, lo cual puede tener implicaciones en la producción primaria y en la meteorología de la región”, añade la investigadora.

Pero la presencia de este remolino anticiclónico en 2017 “no ha sido algo nuevo”, apuntan. En este estudio, los investigadores han desarrollado un índice climático (1993-2018) que señala que este fenómeno ya había ocurrido con anterioridad, en esta misma zona, durante los otoños de 1998 y de 2010, siendo los remolinos del 1998 y el del 2017 más intensos y duraderos que el del 2010. Esta anomalía de 2017 ha llevado a los científicos a plantearse nuevas preguntas sobre la generación de estos remolinos, explican.

El mar Mediterráneo es un escenario ideal para su estudio, ya que es como “un océano a pequeña escala del que tenemos observaciones disponibles y que facilita la investigación de fenómenos complejos que ocurren también a una escala mayor en todos los océanos y que tienen un impacto directo en el clima y en los ecosistemas marinos”, destaca Joaquín Tintoré, director de la ICTS SOCIB y coautor del estudio. Por ello “continuaremos investigando los fenómenos oceanográficos para mejorar el conocimiento científico sobre nuestros mares y océanos”, concluye Aguiar.

Las conclusiones del estudio aparecen en el informe anual «Copernicus Marine Service Ocean State Report», elaborado por más de 100 científicos de más de 30 instituciones europeas, incluida la ICTS SOCIB.

 

 

 

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