“Hay más religión en la ciencia del hombre que ciencia en su religión”, decía el naturalista Henry David Thoreau (Massachusetts, 1817). En eterno debate, la ciencia y la religión tienen un punto de encuentro en Barcelona, donde la capilla de la Torre Girona alberga el supercomputador más potente de España, abierto a visitantes (previa inscripción): el MareNostrum.
El MareNostrum es el emblema del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS): una infraestructura de investigación y Centro de Excelencia Severo Ochoa que participa en prestigiosos proyectos internacionales de análisis de ‘big data’ en campos como la biomedicina, la ingeniería o la física, incluyendo estudios sobre cambio climático, nuevas terapias de radiación contra el cáncer o simulaciones sobre la producción de energía de fusión. MareNostrum está a disposición de investigadores de toda Europa a través de procesos de selección gestionados por comités científicos. Además, y para nuestra suerte, al BSC le gusta recibir visitas al supercomputador.
MareNostrum, desde dentro
El recinto de la Torre Girona que da cobijo al MareNostrum desde principios de 2005, fue construido en 1860 y era la finca privada de veraneo del banquero y alcalde de Barcelona Manuel Girona. La capilla de Torre Girona se construyó 80 años más tarde. De camino al supercomputador, unos jardines románticos con un embarcadero y un mirador, a imagen y semejanza de los jardines europeos de aquel momento, dan la bienvenida al recinto. Un entorno impar, hoy reconvertido en la sede del rectorado de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).
Esta es, a ojos del visitante, una ubicación curiosa para el quinto supercomputador más potente de Europa y el vigésimo quinto del mundo de acuerdo con la clasificación de noviembre de 2018 del ranking Top500. Enseguida, justo al entrar en la capilla, ya se ven las cifras: la cuarta versión del supercomputador, en funcionamiento desde junio de 2017, con una potencia diez veces superior a la que tenía MareNostrum 3, constituye una herramienta de gran valor para la comunidad científica europea. Gracias a su gran capacidad cálculo de 11,15 Petaflops, que le da capacidad para realizar más de 11.500 billones de operaciones por segundo, una memoria principal de 390 terabytes y 14 terabytes de almacenaje en disco, puede hacer simulaciones que en otros ordenadores se tardaría 30 años en hacer.
Más datos: la estructura cúbica de cristal y acero que custodia este supercomputador con sus luces intermitentes y 100 km de cables organizados por colores, 70 km de los cuales son de fibra óptica (azules), ha ocupado el espacio de las oraciones que un día debieron albergar los muros de la capilla. La singularidad de este enclave, además, le valió al MareNostrum 4 el Premio al Centro de Datos Más Bonito del Mundo, organizado por la compañía Datacenter Dynamics (DCD), en diciembre de 2017.
Con las presentaciones hechas, lo mejor, como se suele decir, está en el interior. El centro de datos más bonito del mundo está a disposición de curiosos empedernidos de todas las edades, en sus visitas guiadas por el personal del BSC. Solo hace falta pedir cita y dejarse maravillar por esta capilla y el supercomputador que “vive” en ella.
Cristina Campos, researcher at the UNESCO Chair in Life Cycle and Climate Change at ESCI-UPF, comments on the results of the presentation and the CICEP research project, as well as her experience at the 19th Conference on Sustainable Development of Energy, Water and Environment Systems (SDEWES).
Cristina Campos, researcher at the UNESCO Chair in Life Cycle and Climate Change at ESCI-UPF, shares the results of the project presented by Dr. Alba Bala at the 14th International Conference LCAFood 2024, held last month in Barcelona.
Sahar Azarkamand, researcher at the UNESCO Chair in Life Cycle and Climate Change at ESCI-UPF, shares the outcomes of the projects she presented at the 14th LCAFood 2024 International Conference, which was celebrated last week in Barcelona.
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