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La selección de actividades a financiar: un futuro para la banca

Silicon Valley Bank
Foto: Rawpixel y Wikimedia Commons

Xavier Fornt, profesor de Banca Internacional en el Máster en International Management, analiza las particularidades de la banca especializada a partir del colapso del Silicon Valley Bank de la semana pasada. Además, habla de cómo la especialización puede ser una estrategia de crecimiento para los bancos universales.

Frente a la llamada banca universal, que acepta todo tipo de clientes y operaciones, el reciente incidente con el Silicon Valley Bank, del que tanto se ha hablado, nos ha recordado que en el mundo de las finanzas, existen también los bancos especializados.

Estos bancos, normalmente más pequeños, suelen ser más bancos “de proyectos” que bancos “de balance”. Me explico. Un banco de proyectos, lo podríamos definir como el que analiza y prioriza la viabilidad de un proyecto, por encima de los datos de un balance. En cambio, los bancos universales, suelen ser más bancos de balance, es decir, bancos que basan sus decisiones más en la solvencia del balance del prestatario que en la viabilidad del proyecto.

Dicho de otra manera, una buena empresa con un mal proyecto posiblemente obtendría mucho más fácilmente financiación en un banco universal (banco de balance) mientras que lo tendría más difícil en un banco especializado (banco de proyecto). Y al revés. Una empresa con unos ratios de balance más justos pero con un buen proyecto entre manos lo tendría muy difícil en un banco universal, pero posiblemente más fácil en un banco especializado.

El Silicon Valley Bank era un banco de proyecto. Era una entidad especializada concretamente en la financiación de startups tecnológicas, de las que tanto abundan en Silicon Valley. Y, a pesar de que no sea objeto del presente artículo analizar las causas de su default, parece ser que no han sido los errores en la concesión de financiaciones lo que ha originado su caída, sino que quizás deberíamos atribuirla a la inversión de sus sobrantes de liquidez.

Los bancos especializados no son cosa reciente. Han existido ejemplos de este tipo de entidades desde ya hace bastantes años, como lo fueron en su día los Hypotheken Bank alemanes, especializados como su nombre indica en la financiación hipotecaria, o nuestro antiguo Banco Exterior de España, especializado en la financiación de operaciones de comercio exterior.

En sentido inverso, también nos encotramos con otro tipo de banca que actúa de forma restrictiva, no financiando, por principio, cierto tipo de operaciones y de actividades. Un ejemplo claro es la llamada banca islámica, que por mandato de la sharía se abstiene de financiar sectores como los de las industrias del cerdo, o bien actividades relacionadas con el juego o con el alcohol.

En un futuro no muy lejano, en la banca occidental, podríamos encontrarnos con bancos que se abstuviesen de financiar a la industria pornográfica o a industrias contaminantes.

Muy recientemente, el banco holandés ING ha declarado su voluntad de reducir su financiación a las industrias del petróleo y el gas hasta alcanzar las cero emisiones para mediados de siglo, dando con ello una clara muestra de apostar por lalucha contra el cambio climático. El también holandés Rabobank hizo una apuesta similar el pasado mes de noviembre.

¿Cómo reaccionan los clientes ante este tipo de estrategias?

No debemos olvidar que los bancos, para poder prestar los servicios de financiación, primero necesitan obtener depósitos por parte de sus clientes de pasivo. Quizá el futuro de la banca pase por publicitar los tipos de operaciones e industrias que van a evitar financiar para que sus depositantes sepan que sus ahorros no van a ayudar a un conjunto de actividades no deseadas.

Seguro que muchos ahorradores quedarían muy tranquilos si su banco les asegurase que sus ahorros no van a servir para financiar, por ejemplo, la industria pornográfica, la armamentística o la del narcotráfico.

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