El dinero electrónico es una realidad, pero su funcionamiento es diferente al del dinero tradicional y las noticias que nos llegan pueden desconcertar. Xavier Fornt, profesor de Banca internacional en el Máster en Comercio Exterior, explica las diferencias clave entre divisa digital y criptomonedas como el bitcoin.
Hay una idea que debemos abandonar forzosamente cuando hablamos de dinero electrónico. Se trata del concepto del “vil metal”. El dinero electrónico puede que sea tan vil como el dinero tradicional, pero nunca será metal porque no es físico.
Dado que nos enfrentamos a términos relativamente novedosos y desconocidos, convendrá que señalemos la diferencia entre divisas digitales y monedas digitales. De entrada, las divisas digitales son emitidas por Bancos Centrales y se incluyen en el agregado M0 de la masa monetaria (el dinero que circula en la economía y se define como la cantidad de billetes y monedas en manos de los ciudadanos, además del dinero que los bancos tienen en sus cajas y depositado con el banco central), o sea que tienen, a todos los efectos y hasta nueva orden, la consideración de billetes y monedas emitidas por los bancos centrales. Mientras que las monedas digitales son activos emitidos por otras organizaciones, corren sobre plataformas tecnológicas como el blockchain, pueden estar ligadas o no a divisas digitales y tienen una tirada inicial limitada. Algunas de las más conocidas son bitcoin, Ethereum o la Libra de Facebook.
Las divisas digitales cotizan en los mercados de divisas. Las monedas digitales en mercados de activos. Las divisas digitales son mucho más estables. Las monedas, en cambio, son muy volátiles. No hay más que ver las tremendas oscilaciones en la cotización del bitcoin que es capaz, en menos de un año, de pasar de 3.000USD a 20.000USD para volver a caer a niveles de 5.000USD. Evidentemente esta volatilidad extrema les hace perder credibilidad en los mercados, por lo que algunas monedas digitales, para evitarlo, se ligan a divisas digitales (stable coins), como es el caso de la libra de Facebook.
Algunos Bancos Centrales emiten divisas digitales (como el euro digital o el DCEP chino) que se conocen como CBDC (Central Bank Digital Currency) y suelen hacer emisiones para particulares y emisiones para bancos. Son evidentemente conscientes que se trata de dos mercados completamente distintos. El primero, el de los particulares, ligado estrechamente al e-commerce y el de los bancos reservado para transacciones interbancarias y para mercados de activos financieros.
El interés que existe por parte de las autoridades para fomentar la creación e introducción del dinero electrónico en nuestro mundo, es doble. Por una parte hay razones operativas. En países poco desarrollados, como muchos de África, el nivel de bancarización es relativamente bajo y el traslado de dinero físico de un lugar a otro supone un grave problema porque las infraestructuras de comunicación y seguridad son deficientes. El dinero electrónico soluciona en buena parte estas circunstancias. Y también hay una segunda y poderosa razón, el control de la posesión del dinero. Mientras el dinero físico es anónimo y permite muchas veces escapar a los controles estatales, el dinero electrónico está o puede estar perfectamente identificado y controlado.
El último aspecto básico que deseamos tratar es el de la regulación. Mientras que las divisas digitales emitidas por los bancos centrales están perfectamente reguladas, en buena parte por las mismas disposiciones que regulan el capital y los requisitos de información del dinero físico, las monedas digitales, entre ellas bitcoin, que emiten entidades privadas deben someterse también a regulación y requisitos de información, aunque esta regulación no tiene precedentes y está actualmente en fase de implementación. Los propios Bancos Centrales son los más interesados en que las monedas digitales no escapen a la regulación a la que las divisas digitales están sometidas.
Quizá no esté tan lejano el día en que veamos que las tradicionales cajas de alquiler de los bancos son sustituidas por espacios de alquiler en la nube donde guardar ficheros, enlaces y contraseñas relacionadas con nuestro dinero electrónico.
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Xavier Fornt, profesor de Banca Internacional en el Máster en International Management, escribe sobre la situación económica actual y recuerda la teoría de las cuatro D, una escalera hacia el infierno financiero por la que ha pasado más de un país en los últimos años.
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