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ESCI-UPF

Una empresa social también puede ser un negocio rentable

La formación y la actitud son las claves del éxito

Empresa Tercer Sector
La alumni Astrid Mondéjar durante una presentación de Amiga. / Foto: Astrid Mondéjar

Astrid Mondéjar, alumni de GNMI de la promoción 2018, es la actual responsable de Amiga, una ETT social dedicada a la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión. Proyecto del tercer sector que empezó a interesarle durante sus estudios en ESCI-UPF y al que dedicó su TFG.

Un día cualquiera en una ciudad cualquiera. Paseas distraída, teléfono en mano, ensimismada en tus preocupaciones. El paisaje cotidiano: cruzarte con otras personas por la calle, ver un niño corretear, turistas fotografiando lo que tú ves todos los días, ancianos paseando… También ves personas sentadas en el suelo sujetando mensajes distintos, pero con el mismo trasfondo: pedir ayuda. Les encuentras hurgando en las basuras en busca de comida, tumbados entre cartones o durmiendo en cajeros de entidades bancarias. Un día cualquiera, el paisaje de siempre.

¿Debería aceptar que este sea “el paisaje de siempre”? No me gusta ver injusticias y no hacer nada al respecto. Mi inquietud me reafirma que la suma de pequeñas acciones contribuye a mejorar nuestra sociedad. Este es mi punto de inflexión para empezar a actuar.

Por este motivo, cuando elegí ESCI-UPF lo hice pensando en la importancia de los negocios como forma sostenible para cualquier actividad. Estos pueden darte recursos y capacidad de influir, una oportunidad de generar cambio e impacto positivo en la sociedad. Este es mi motor, lo que significa para mí ser doer o thinker.

Es por esto que durante el Grado en Negocios y Marketing Internacionales, para poder definirme como thinker o doer, debía compaginar estudios y trabajo.

Empecé con trabajos de atención al público en tiendas de moda donde aprendí valores como el esfuerzo, la responsabilidad, la puntualidad, la orientación al cliente y los resultados. Después entré en una empresa que gestiona experiencias de voluntariado a países extranjeros dando soporte en Marketing, Ventas y Relaciones Exteriores. Las prácticas obligatorias de la carrera las realicé en el departamento de Marketing Digital de la división de Formación de la Editorial Planeta. Allí tuve la oportunidad de vivir el ambiente de empresa multinacional y seguir aprendiendo. Por incompatibilidad horaria con las clases, tuve que cambiar de trabajo y empecé de project manager para proyectos sociales de ámbito internacional en un Fondo de Riqueza Soberano trasladando los conocimientos de negocios y la visión global empresarial que aprendemos en ESCI-UPF para desarrollar proyectos con retorno económico y social. En los últimos años de universidad, trabajé en una consultora de marketing y negocios donde gestionaba cuentas de clientes.

Aplicar conocimientos académicos en el mundo laboral multiplicaba mi aprendizaje, contribuía a darme una visión más práctica de las clases y establecer una estrategia global en el trabajo. Me costó horas de sueño y comidas rápidas en el tren, realmente no era fácil compaginar trabajo con clases, seminarios, vida social y deporte, pero tenía claro que era una etapa crucial para mi futuro profesional. La reflexión en mis horas de moral baja era: “Todo este esfuerzo tendrá su recompensa”.

Astrid Mondéjar dando una formacón con Amiga. / Foto: Astrid Mondéjar

Los veranos eran ideales para recargar energías y mi forma de hacerlo era cruzando fronteras: visitar ciudades y culturas distintas sin dejar de aprender. Estudiaba cursos de negocios en universidades extranjeras y conocía gente nueva. Mantener el contacto con mis compañeros de Oxford, San Diego, Montréal, París (donde realicé el Erasmus) y los Estados Unidos me ha ayudado a crecer personal y profesionalmente y a interiorizar una visión del mundo multicultural, aprendiendo de otras costumbres, religiones y culturas.

En ese momento llegó un gran logro laboral: habíamos duplicado las ventas. Había vencido mis inseguridades y había demostrado que con esfuerzo y preparación todo es posible. Esto me confirmó que la formación es la base, pero la actitud es lo que nos promociona en la empresa y nos conduce hacia el éxito. Pero entonces me pregunté “¿Son estos los éxitos que quiero?

Y miré hacia el tercer sector. Decidí aprovechar el Trabajo de Final de Grado para desarrollar una idea de negocio que sirviera para reinsertar al mundo laboral personas sin hogar después de que hubieran finalizado con éxito itinerarios de acompañamiento con educadores sociales. Aplicando el conocimiento en negocios, decidí crear un proyecto autosostenible para no depender de subvenciones u otras variables fuera de mi influencia. El modelo de empresa social acabó convirtiéndose en una ETT social con un modelo innovador de selección de personal y de servicio a la empresa.

Investigando para el trabajo, entrevisté a la fundación Formació i Treball. Al exponerles mi idea de TFG, me ofrecieron liderar Amiga ETT Social, la primera ETT social del estado que brinda oportunidades laborales exclusivamente al colectivo en riesgo de exclusión social.

Desde entonces, soy responsable de dicho proyecto. Mi aportación es gestionarlo como una empresa, así hemos conseguido un crecimiento exponencial y, por lo tanto, generar un impacto social mayor.

Los negocios influyen en la sociedad y poder usar esta capacidad de cambio para generar un impacto social positivo es imprescindible para crear una sociedad más justa. De cualquier rincón puede nacer la inspiración para detectar oportunidades con las que contribuir a generar un cambio positivo en el mundo. La sociedad exige sostenibilidad y las marcas cada vez apuestan más por ello, no solo para sobrevivir como empresa, sino para ser responsables de la sociedad en la que queremos vivir.

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