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Research

Tragedia ecológica

“Quisiera decir que lo del Mar Menor ha sido excepcional, pero ignorar a los científicos es lo habitual”

Los científicos han alertado durante años de las grandes cantidades de nutrientes que entraban en el Mar Menor, pero han sido ignorados. Tras la muerte masiva de peces y crustáceos en sus orillas, el 12 de octubre, ESCI-UPF News habla de sus causas y consecuencias con el investigador Francisco López Castejón.

La laguna costera del Mar Menor en Cartagena, Murcia, vive un momento dramático, que muchos califican como una de la mayores tragedias ecológicas de España. El pasado 12 de octubre, amaneció con miles de peces y crustáceos muertos en sus orillas por falta de oxígeno. Desde entonces, este valioso espacio natural a orillas del Mediterráneo ha sido foco de preocupación. Pero, esto no es algo nuevo. Durante años, los científicos de la Región de Murcia han alertado de las grandes cantidades de materia orgánica o nutrientes que entraban en las aguas del Mar Menor por vía superficial y subterránea, principalmente derivados de los fertilizantes aplicados en la agricultura intensiva del Campo de Cartagena, como explican los científicos y divulgadores de la plataforma Ecomandanga en su comunicado ‘Usemos la ciencia para salvar el Mar Menor’. Sin embargo, las propuestas de los científicos se han ignorado durante más de 30 años.

“La recuperación del Mar Menor ha de implicar una inversión en ciencia e ingeniería”, piden desde la ciencia.

En este contexto, el científico cartagenero Francisco López Castejón, especializado en el estudio del Mar Menor y la búsqueda de nuevas aplicaciones para la robótica submarina en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), cree que “la recuperación del Mar Menor ha de implicar una inversión en ciencia e ingeniería, y tomar en consideración los resultados de las investigaciones realizados”. ESCI-UPF News ha hablado con el investigador acerca de las causas y consecuencias de la “muerte” del Mar Menor.

¿Qué ha provocado la muerte masiva de peces y crustáceos?

Aunque parezca una obviedad, los animales marinos necesitan el oxígeno que hay en el agua para respirar y vivir. El día que se dió el episodio de mortandad, los valores de oxígeno registrados en la zona en la que aparecieron los animales muertos eran de 0 mg/l (es lo que se llama anoxia), o sea, no había oxígeno en el agua. Esto por sí solo explica la mortandad masiva de peces y crustáceos, es tan simple como dramático, sin oxígeno no pueden vivir.

“Es tan simple como dramático, sin oxígeno no pueden vivir”, dice Francisco López Castejón.

Esta masa de agua sin oxígeno había sido ya detectada en el centro de la laguna en las labores de monitorización realizadas después de la DANA o gota fría del pasado mes de septiembre, situándose entre los 4 metros de profundidad y el fondo. Las corrientes marinas producidas por el viento son capaces de moverla hasta otras zonas de la laguna. Los datos registrados y las simulaciones numéricas realizadas mostraron que durante este episodio, esa masa de agua anóxica se movió hacia el área en la que aparecieron los animales muertos, obligando a los animales a huir a zonas con oxígeno. Sin embargo, puede darse la situación de que huyan hacia la costa quedando atrapados entre la zona sin oxígeno y la tierra, y terminando de morir en la orilla.

Las autoridades murcianas también han apuntado a los efectos de la DANA. ¿Qué influencia han tenido en la situación actual del Mar Menor?

Para que se produzca un episodio como el vivido se han de dar una serie de factores, entre los que se encuentra la DANA. Estos son: la entrada importante de materia orgánica al Mar Menor por los arrastres durante la DANA (a esto se le une la que de por sí ya tenía con anterioridad), una entrada importante de agua dulce y días de calma sin viento.

Las lluvias introdujeron dos cosas en el Mar Menor: una gran cantidad de materia orgánica y agua dulce. La materia orgánica, una vez que entra en la laguna cae al fondo y empieza a ser degradada consumiendo el oxígeno del agua. En condiciones normales, el oxígeno que entra por superficie desde el aire llegaría hasta la parte más profunda, y aunque hubiera un descenso importante de la concentración de oxígeno en las capas más alejadas de superficie (Hipoxia), sería complicado que se diera anoxia (ausencia total de oxígeno).

Entonces, ¿por qué es importante la entrada de agua dulce en la laguna?

Imaginemos un vaso con agua en el fondo (que representa el agua del Mar Menor con una alta salinidad, que es igual a alta densidad), y le echamos aceite (siendo agua dulce con baja salinidad y baja densidad). El aceite se quedará en la parte superficial, separando claramente las dos masas de agua de diferentes densidades. Esta diferencia hace que el oxígeno que entra por superficie no pueda atravesar la zona donde pasamos del aceite (agua dulce de lluvia) al agua (agua del Mar Menor), y por tanto no llegaría al fondo. Así que tenemos un consumo muy importante de oxígeno desde el fondo y un “tapón” que impide que llegue desde superficie, lo cual es la receta perfecta para consumirse todo el oxígeno y darse la anoxia.

Y aquí es dónde entra el viento. En este punto estamos en una situación en la que no entra oxígeno desde superficie debido a las dos masas de agua de diferente densidad. ¿Cómo se solucionaría esto? Pues mezclando esas dos masas de agua para que la salinidad se homogenice. Y eso ¿cómo se consigue?, pues con vientos fuertes que provoquen el movimiento de las masas de agua y su mezcla. Sin embargo, las semanas posteriores a la DANA fueron días de calma con vientos muy flojos y, por tanto, corrientes débiles que hacían muy lento este proceso de mezcla. Sin embargo,estas corrientes era suficientemente fuertes para ir moviendo la bolsa de agua anóxica por la laguna, pudiendo llegar en ocasiones hasta la superficie.

“En el Mar Menor ha habido un problema de raíz desde hace muchos años, y es la falta de una gestión integral real de la cuenca”, apunta el científico cartagenero.

Además de este episodio, la degradación ambiental de la laguna se remonta a muchos años atrás, ¿cuáles son sus principales problemas?

En el Mar Menor ha habido un problema de raíz desde hace muchos años, y es la falta de una gestión integral real de la cuenca. Una gestión que tenga en cuenta todos los intereses que rodean a la laguna y en la que estén claras la escala de prioridades de cada uno de ellos. Hasta ahora se ha ido haciendo y deshaciendo casi sin ningún tipo de control, y solo hace falta darse una vuelta por las orillas del Mar Menor para darse cuenta de la existencia de: campos de cultivo al lado de la costa, casas construidas hace pocos años a pie de playa, desagües “misteriosos” a la laguna, espigones y playas artificiales construidas sin ningún tipo de evaluación de impacto ambiental, entre otros.

Por ello, el primer paso es establecer esa escala de prioridades. En mi caso, lo tengo claro: lo primero es conseguir una alta calidad medioambiental en el Mar Menor. A priori se pueda pensar que la protección del medio ambiente es solo cuestión de “bichitos”, pero la realidad es que un ecosistema dañado y muy degradado repercute en todos los sectores, como el turismo, la pesca o la agricultura. El periodista Miguel Ángel Ruiz, recoge muy bien las 10 causas del deterioro de la laguna.

Las advertencias de los científicos al respecto han sido ignoradas desde hace más de 30 años. ¿Por qué no se ha controlado esta situación?

Quisiera decir que lo del Mar Menor ha sido algo excepcional, pero ignorar a los científicos es lo habitual casi a nivel mundial. Hasta hace pocos años los avances científicos relacionados con esta laguna costera descansaban en el interés personal de algunos investigadores por este tema, pero no había ningún programa serio para su estudio que permitiera una continuidad temporal y abarcara todos los aspectos necesarios para entender un ecosistema como éste. Ahora, parece que, aunque levemente, esto va cambiando y confío en que esta tendencia se pueda mantener en el tiempo.

Pasar a la acción

¿Cuál es el primer paso a tomar para frenar su degradación?

La medida más importante es quitar la entrada de nutrientes: desde ramblas y escorrentías, vertidos, fuentes difusas del acuífero, y desde la materia orgánica que entró durante la DANA y eventos anteriores. Mientras esté eso dentro de la laguna estaremos jugando con fuego.

¿Es reversible el daño hecho? ¿Estamos a tiempo de salvar la laguna?

Sí. Pero hace falta que, de una vez por todas, se sienten en una mesa todos los agentes que engloba el Mar Menor: sociedad civil, políticos, científicos, ingenieros, pescadores, turismo, puertos, etc., aportando soluciones y cediendo en ciertas cosas. Si cada uno se sienta con una idea inamovible de cómo quiere el Mar Menor, será muy difícil llegar a puntos en común. Aquí ha de ser como en Fuenteovejuna “todos a una”. Es necesario una gestión real e integral de la laguna, y no establecer plazos de tiempo. Sé que se recuperará, pero no sé si será en un año o en siete.

Lo que tengo claro es que esta recuperación ha de implicar una inversión en ciencia e ingeniería, y tomar en consideración los resultados de las investigaciones realizados. Para que hoy podamos curar a una persona, ha sido necesario siglos de estudio del cuerpo humano. Entonces, cuando alguien enferma, la mayoría de las veces puede salvarse. En el caso del Mar Menor es similar, sin ese conocimiento andaremos a ciegas a la hora de aplicar ciertas medidas y prever futuras situaciones.

En un contexto de crisis climática con fenómenos extremos cada vez más frecuentes, ¿qué lección podemos (y debemos) aprender de esta situación?

El primer paso es concienciarnos de este escenario de crisis climática, ya que no es una hipótesis, sino una realidad que ya estamos viviendo. Este cambio ha de ir desde una escala de actuaciones locales hasta globales y a viceversa. La vinculación entre la gota fría que asoló parte de la Región de Murcia y el cambio climático es difícil de establecer, pero sí está claro que este tipo de fenómenos se repetirán con más frecuencia. Por ello, es necesario incrementar nuestra capacidad predictiva de estos eventos mediante un mayor estudio de los mismos, y realizar una planificación del terreno y sus usos que tenga en cuenta la mayor frecuencia de este tipo de eventos.

En primera persona

Francisco López Castejón, investigador especializado en el estudio del Mar Menor

Francisco López Castejón, investigador especializado en el estudio del Mar Menor

Francisco López Castejón es Licenciado en Ciencias del Mar y doctor por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), y un apasionado por la divulgación de la ciencia, que considera una parte fundamental en el avance científico. Actualmente trabaja como investigador en la UPCT, centrando su trabajo principalmente en dos áreas: el estudio del Mar Menor y la búsqueda de nuevas aplicaciones para la robótica submarina. Asimismo, ha realizado estancias en el National Oceanographic Center, en Liverpool (Inglaterra), Monterey Bay Aquarium Research Institute (MBARI), y Schmidt Ocean Institute (SOI), ambos en Estados Unidos.

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