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Marketing

Crea tu marca personal

El reto de diferenciarse

Foto: Shutterstock

Cuando le preguntaron a Jeff Bezos qué era una marca personal, contestó: “es lo que dicen de ti cuando no estás delante”. Y así es. En un mundo en el que todos nos hemos vuelto anodinos, en el que encajar se ha convertido en un deporte nacional, diferenciarse, más que un simple consejo de usar y tirar, se ha convertido en una necesidad.

Tenemos un poder que raramente utilizamos: el poder de ser únicos, sea cual sea nuestro estilo o campo de acción. Como bien dice Ann Bastianelli en su TED Talk, las marcas que están hoy en día en los supermercados, sin ir más lejos, son marcas reconocidas porque aportan algún tipo de ventaja a los consumidores. Son marcas que se han ganado un respeto, que han conseguido hacerse su hueco entre muchas otras.

Pasa lo mismo con las personas. La necesidad de definir una marca personal es casi tan vital como la necesidad de definir una imagen de marca. Lo que diferencia Nike de Adidas es lo mismo que debería diferenciarte a ti de tu compañero de mesa que acabará con el mismo diploma y hablando los mismos idiomas. Eso mismo, lo que te hace tan tú, es lo que te permitirá jugar con ventaja a la hora de afrontar tus primeras entrevistas de trabajo.

¿Y cómo se define una marca personal?

1. Usa tu caja de herramientas

Hace no mucho, un astrólogo me dijo: “todos nacemos con una caja de herramientas, todos tenemos una potencialidad. Lo que está claro es que, si tienes ante ti un martillo y lo usas para darte golpes en la cabeza en vez de clavar el clavo en la pared, lo más seguro es que no te sientas del todo satisfecho”.

¿Cómo te quedas?

Yo me quedé como si el martillazo en la cabeza me lo hubieran dado a mí. Como si después de mucho, muchísimo tiempo intentando cuadrar un balance contable, por fin lo hubiera conseguido. Este señor en tan solo 7 segundos me había desvelado uno de los mayores secretos de la vida: no todos estamos hechos para hacer lo mismo, ni de la misma manera.

Una marca personal no puede estar bien o mal, no se puede parecer a nada ni a nadie, no existe un guion predefinido para llegar a la cima. Aquí el guionista eres tú. El que marca las reglas eres tú y lo haces con tus herramientas.

Si aún no sabes cuál es tu caja de herramientas, para un momento y contesta estas preguntas:

  • ¿Qué sabes hacer?
  • ¿Qué te gusta hacer?
  • ¿Qué harías si supieras que no puedes fracasar?
  • ¿Qué actividad podrías hacer durante el resto de tu vida?
  • ¿Qué es lo que te hace único?
  • ¿Qué necesita el mundo?
  • ¿Cómo tratas a las personas que no pueden hacer nada para ti?

Primera lección: tu caja de herramientas se parece mucho a tu pasión y esto no es casualidad.

2. Sé generoso

¿Cómo tratas a las personas que no pueden hacer nada para ti? Esta pregunta quizás sea una de las más importantes. Verás, existen dos tipos de personas: las personas que utilizan sus conocimientos o habilidades para beneficiar a los demás y los que utilizan los demás para beneficiarse a sí mismos.

Siempre comparo este ejemplo al primer día en una empresa. Los primeros días suelen ser difíciles: tienes que aterrizar, entender el funcionamiento de los equipos, los procesos y las normas internas no escritas; tienes que asumir una gran cantidad de información en poco tiempo, adaptarte al ritmo del tren en el que te has subido e incluso dar algo de conversación a la hora de comer. Tu cuerpo te pide encajar.

Durante ese primer día, te puedes encontrar con dos tipos de personas: las que se acercan, sonriendo y soltando un “¡Hola! ¿Qué tal? ¡Bienvenido, Juan! Espero que te esté yendo bien ese primer día, si necesitas algo estoy en la segunda planta” y los que ni se dignan a girar la cara para saludarte.

¿Con cuál te quedas? Aquella persona, con tan solo una sonrisa y 8 segundos de su vida habrá hecho que, si tuvieras que escoger a quién hacerle un favor a lo largo de tu estancia en la empresa, la escojas a ella sin dudar ni un segundo.

Segunda lección: ser generoso atrae la generosidad. Ser amable atrae la amabilidad. Ayudar hace que te ayuden. Sonreír hace que te sonrían. Vamos, el “recoges lo que siembras” de toda la vida.

3. Especialízate

Una vez has definido cuáles eran tus pasiones y has entendido que la amabilidad y la generosidad son un buen punto de partida, toca especializarse.

Cuando un segmento de mercado se satura, se plantean distintas opciones: o bien decidimos mejorar la calidad del producto, o bien se modifica el precio, o bien se rediseña el producto en sí o bien se atacan segmentos de mercado nichos. Sea lo que sea, la empresa detecta enseguida que una de las variables de su estrategia tiene que cambiar.

Con las personas, pasa lo mismo: si tu pasión es el deporte y estás estudiando Negocios y Marketing Internacionales, empieza a unir conceptos e interésate por los negocios y el marketing en la industria de los deportes. O en las campañas que han marcado el sector. Ahora estás leyendo esto, pero quizás dentro de unos años seas las mente pensante detrás de las mejores campañas de Nike.

Si tu pasión es la moda, infórmate, lee, mira documentales, fíjate en las campañas y conviértete en experta o experto del sector. Especializarse empieza con conocimiento e ímpetu propio.

Tercera lección: está bien saber de todo, pero corres el riesgo de ser aprendiz en todo y maestro en nada.

4. Sé constante

Vivimos en un mundo acelerado, lo queremos todo ya. Las redes sociales han convertido la inmediatez en algo banal. Planteamos estrategias ante nuestros superiores y, si no funcionan a la primera, las descartamos. Fast-fashion, fast-food… Todo rápido.

Mi pregunta es: ¿quién tendrá más probabilidades de perder peso: una persona que vaya al gimnasio para entrenar un día al mes durante 8 horas seguidas o la que vaya 30 minutos cada día?

Cuando definas tu marca personal y empieces a expresarla, ya sea creando contenido visual, ya sea escribiendo artículos, ya sea asistiendo a eventos o simplemente rodeándote de personas a las que admiras, pasará lo mismo. Tendemos a dar por hecho que bastará con escribir un artículo para adquirir credibilidad. Error.

Cuarta lección: todo lo bueno toma su tiempo. No te desanimes.

5. Vive tu marca

Además de constancia, una de las mayores claves hacia la definición de una buena marca personal es la consistencia. Aquí no existe la publicidad engañosa, no se trata de crear un personaje paralelo que solo cobra vida en determinadas ocasiones, consiste en ser tu mejor versión, la más auténtica.

Quinta lección: diferénciate siendo tú mismo. Diferénciate entendiendo qué se te da bien y poténcialo. Diferénciate conociéndote. Diferénciate haciendo lo que te gusta. Arriésgate. Cúrratelo. Nútrete de experiencias y cuéntalo después. Comparte. Conecta, pero esta vez, hazlo con las personas, no con el móvil. Escúchate sabiendo escuchar a los demás. Aprende. Fórmate sin parar. Haz lo que sea, pero hazlo.

Así, sin más, es como se construye una marca personal. Una marca única con una estrategia personalizada: la tuya.

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